Varios días después, cuando habíamos terminado del ensayo para la
presentación del día siguiente, Luis me tomaba de la mano y me sacaba a fuera
en donde había dos bicicletas de montaña
-¿quieres probar? Me gustaría que nos tomáramos toda la tarde, solo tú y
yo, y…
-¿y? ¿Vas a invitar a alguien más?
-si…al viento, nuestro confidente en todo. Me encantaba la forma de hablar
de Luis, era tan poético, hicimos carreras para ver quién era el primero en
llegar, llegue primero, pero creo que me dejo ganar, aquí en las montañas me
sentía libre, como había dicho Luis, era una sensación única. Paramos para
hacer un picnic, Luis había arreglado todo, era genial.
-¿te ha gustado lo que eh preparado?
-si y mucho, gracias, hacía tiempo que no hacia cosas como estas
Después de estar callados y estar solo viendo como el viento mecía las
hojas de los arboles, Luis interrumpía el silencio
-¿estas bien?
-si, muy bien ¿Por qué?
-no, por nada, oye y todavía sigues resentida con ese chico ¿Cómo se
llamaba? … así Alejandro
-la verdad no sé si algún día lo llegue a perdonar
-y si algún día te buscara y te pidiera perdón qué harías
-¿estas celoso? Yo no te dejaría por él, pero si algún día llegara
pidiéndome perdón, digo que si lo perdonaría, pero después desearía ya no
volverlo a ver nunca más, ¿Por qué preguntas?
-oh nada solo curiosidad, no me gusta que guardes rencores
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